Como
un destello de luz vi a Ádam, la mano de Gabriel me cogió ágilmente y su brazo
me rodeo la cintura, solo pude ver un cruce de sus miradas y sentí los labios
de Gabriel posados en los míos, un beso que se fue tornando más pasional, ese
sabor dulce a miel y a amor había desaparecido por completo, el sabor de su
boca y de sus labios era un sabor triunfal, me aparté de él y salí corriendo
tras Ádam, él ya estaba lejos, Iris apareció de la nada cogiéndome de la mano,
que manía tenía todo el mundo de cogerme de la mano.
-Kiara,
mejor déjalo solo un rato, me lo ha contado todo, no me voy a meter en vuestras
movidas, pero a ver, ¿Tú a quién quieres?-.
-Yo…
Tú lo sabes Iris, los días que miraba de lejos a Ádam jugar al fútbol, como
suspiraba por él, desde que le vi por primera vez…-la contesté.
-Desde
que le viste por primera vez me diste la tabarra todo el día hablando de él-.
Me
sonrojé levemente.
-Viendo
todo lo que lo quieres te diré que se ha ido con Raquel y Anthony hacía el
bosque-me dijo amablemente Iris.
-Gracias-.
En el
bosque todo parecía igual, un montón de árboles, en su mayoría con anchos
troncos y gruesas ramas llenas de hojas, no andaba muy rápido, tampoco quería
parecer bruta y salir ahí de repente.
-Raquel,
esa chica es realmente una señorita muy, no debería decir lo que es-supuse que
sería Anthony esa forma tan fina de hablar no se la había oído a nadie.
-Ádam,
escucha, Kiara es una buena persona, tiene que haber una explicación-la voz de
Raquel era suave y amistosa.
-¿Y tú
como lo sabes? Hasta hace poco erais enemigas-el tono de Ádam era de una
persona realmente afectada.
-Ádam,
esa chica nunca me ha gustado, es una desvergonzada- dijo Anthony como si fuera
el mayor insulto del mundo-solo hace falta verla-.
Otra
antigua Raquel pensé.
-Anthony,
que tú seas un niño repipi no significa que los demás sean como tú-Raquel salió
en mi defensa.
Me
asomé un poco por el tronco, mal momento para asomarme, Anthony giró la vista y
me miró.
-Hablando
de la reina de Roma-dijo con cierta ironía.
Salí
tímidamente, Raquel enseguida se me apegó en signo de apoyo y yo la sonreí
tristemente.
Miré a
Ádam, en verdad parecía afectado, no me miró, se limitó a mirar a Anthony,
Raquel cogió bruscamente a “Don repipi” y se fue arrastrándolo mientras él la
maldecía fina y cortésmente.
-Ádam…-.
-No
tendrías que haber dicho que me querías cuando en realidad querías a Gabriel-me
interrumpió.
-Pero-dije-
es verdad que te quiero-terminé susurrando.
El
suave agitar de las ramas de los árboles acompañado del olor de la brisa marina
daban un aspecto realmente melancólico a todo.
-¿Y
entonces porque besaste a Gabriel?-pregunto mirándome a la cara.
-¿Cómo
sabes que le bese yo? Ádam ¿En serio crees que le besaría?-.
-¿Y
porque no? Si no te conozco bien, podrías ponerme cara de niña buena para que
te creyera-afirmó con falsa confianza.
En
verdad me dolió lo que dijo.
-Si no
hubiéramos venido a esta isla ni siquiera sabrías que existo, en tu vida te
hubieras parado a hablar conmigo y seguramente-dije con la voz rota-te hubieras
ido o con Sandra o con Abigail o con Lisa o con Cintia o con…-seguí diciendo
nombres de todas las chicas que se me ocurrieron-A mi si me debería de doler
que en realidad no me quieras y solo…-me callé instintivamente.
Desde
un principio me escuchó atentamente, a cada nombre que decía me miraba perdido,
con esa mirada perdida de la que me enamoré desde el primer instante que la vi,
pero ahora su rostro tornaba furioso.
-No
digas tonterías, Kiara, dime ¿Acaso no te gustó el beso de Gabriel?-preguntó
con arrogancia.
-Pues
mira por donde si, si me gusto porque por un beso que te guste no significa que
ames a esa persona, me gusto el beso pero por ese contacto que mantuvimos me
quise morir-afirme entre lágrimas.
-Déjame
en paz Kiara-dijo molesto.
Hacia
un buen tiempo que estaba ahí de pie mientras que Ádam estaba sentado a una
considerable distancia en una roca.
Me
acerqué a él, le miré a los ojos y dije.
- A mi
si me debería de doler que en realidad no me quieras y solo me estés utilizando
para tener asegurado un futuro con alguien por miedo a no volver nunca-.
Terminé
mi frase inacabada y me fui, me limpié las lágrimas de los ojos.
Es
verdad lo que dicen que la mayoría de relaciones entre adolescentes no duran
más de unos meses, fijaos mi primera relación a durado un día, empezaba a
amanecer y las nubes parecían algodón. Ahora ya estaba realmente lejos de todo,
no creo que me encontraran en el pequeño rincón de la playa al que había ido a
parar.
- Maria et fluctus, deus procellarum, rios infinita, dampna intrare
præsidia, in vestri indissolubiles aquas-recité mientras sostenía
el bastón que adquiría un tono azulado, ante mí se abrió un
camino, por el que pasé tranquilamente, cuando llegué al refugio ahora situado…
Aquí, en el culo del mundo.
Saqué las mantas del bolso y las extendí, acto
seguido me tiré al suelo y me acobije debajo de una gruesa manta granate y caí
en profundo sueño encima de la mullida manta blanca sobre la que estaba.