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sábado, 23 de marzo de 2013

Capítulo 12: A mi si me deberia doler



Como un destello de luz vi a Ádam, la mano de Gabriel me cogió ágilmente y su brazo me rodeo la cintura, solo pude ver un cruce de sus miradas y sentí los labios de Gabriel posados en los míos, un beso que se fue tornando más pasional, ese sabor dulce a miel y a amor había desaparecido por completo, el sabor de su boca y de sus labios era un sabor triunfal, me aparté de él y salí corriendo tras Ádam, él ya estaba lejos, Iris apareció de la nada cogiéndome de la mano, que manía tenía todo el mundo de cogerme de la mano.
-Kiara, mejor déjalo solo un rato, me lo ha contado todo, no me voy a meter en vuestras movidas, pero a ver, ¿Tú a quién quieres?-.
-Yo… Tú lo sabes Iris, los días que miraba de lejos a Ádam jugar al fútbol, como suspiraba por él, desde que le vi por primera vez…-la contesté.
-Desde que le viste por primera vez me diste la tabarra todo el día hablando de él-.
Me sonrojé levemente.
-Viendo todo lo que lo quieres te diré que se ha ido con Raquel y Anthony hacía el bosque-me dijo amablemente Iris.
-Gracias-.
En el bosque todo parecía igual, un montón de árboles, en su mayoría con anchos troncos y gruesas ramas llenas de hojas, no andaba muy rápido, tampoco quería parecer bruta y salir ahí de repente.
-Raquel, esa chica es realmente una señorita muy, no debería decir lo que es-supuse que sería Anthony esa forma tan fina de hablar no se la había oído a nadie.
-Ádam, escucha, Kiara es una buena persona, tiene que haber una explicación-la voz de Raquel era suave y amistosa.
-¿Y tú como lo sabes? Hasta hace poco erais enemigas-el tono de Ádam era de una persona realmente afectada.
-Ádam, esa chica nunca me ha gustado, es una desvergonzada- dijo Anthony como si fuera el mayor insulto del mundo-solo hace falta verla-.
Otra antigua Raquel pensé.
-Anthony, que tú seas un niño repipi no significa que los demás sean como tú-Raquel salió en mi defensa.
Me asomé un poco por el tronco, mal momento para asomarme, Anthony giró la vista y me miró.
-Hablando de la reina de Roma-dijo con cierta ironía.
Salí tímidamente, Raquel enseguida se me apegó en signo de apoyo y yo la sonreí tristemente.
Miré a Ádam, en verdad parecía afectado, no me miró, se limitó a mirar a Anthony, Raquel cogió bruscamente a “Don repipi” y se fue arrastrándolo mientras él la maldecía fina y cortésmente.
-Ádam…-.
-No tendrías que haber dicho que me querías cuando en realidad querías a Gabriel-me interrumpió.
-Pero-dije- es verdad que te quiero-terminé susurrando.
El suave agitar de las ramas de los árboles acompañado del olor de la brisa marina daban un aspecto realmente melancólico a todo.
-¿Y entonces porque besaste a Gabriel?-pregunto mirándome a la cara.
-¿Cómo sabes que le bese yo? Ádam ¿En serio crees que le besaría?-.
-¿Y porque no? Si no te conozco bien, podrías ponerme cara de niña buena para que te creyera-afirmó con falsa confianza.
En verdad me dolió lo que dijo.
-Si no hubiéramos venido a esta isla ni siquiera sabrías que existo, en tu vida te hubieras parado a hablar conmigo y seguramente-dije con la voz rota-te hubieras ido o con Sandra o con Abigail o con Lisa o con Cintia o con…-seguí diciendo nombres de todas las chicas que se me ocurrieron-A mi si me debería de doler que en realidad no me quieras y solo…-me callé instintivamente.
Desde un principio me escuchó atentamente, a cada nombre que decía me miraba perdido, con esa mirada perdida de la que me enamoré desde el primer instante que la vi, pero ahora su rostro tornaba furioso.
-No digas tonterías, Kiara, dime ¿Acaso no te gustó el beso de Gabriel?-preguntó con arrogancia.
-Pues mira por donde si, si me gusto porque por un beso que te guste no significa que ames a esa persona, me gusto el beso pero por ese contacto que mantuvimos me quise morir-afirme entre lágrimas.
-Déjame en paz Kiara-dijo molesto.
Hacia un buen tiempo que estaba ahí de pie mientras que Ádam estaba sentado a una considerable distancia en una roca.
Me acerqué a él, le miré a los ojos y dije.
- A mi si me debería de doler que en realidad no me quieras y solo me estés utilizando para tener asegurado un futuro con alguien por miedo a no volver nunca-.
Terminé mi frase inacabada y me fui, me limpié las lágrimas de los ojos.
Es verdad lo que dicen que la mayoría de relaciones entre adolescentes no duran más de unos meses, fijaos mi primera relación a durado un día, empezaba a amanecer y las nubes parecían algodón. Ahora ya estaba realmente lejos de todo, no creo que me encontraran en el pequeño rincón de la playa al que había ido a parar.
- Maria et fluctus, deus procellarum, rios infinita, dampna intrare præsidia, in vestri indissolubiles aquas-recité mientras sostenía el bastón que adquiría un tono azulado, ante mí se abrió un camino, por el que pasé tranquilamente, cuando llegué al refugio ahora situado… Aquí, en el culo del mundo.
 Saqué las mantas del bolso y las extendí, acto seguido me tiré al suelo y me acobije debajo de una gruesa manta granate y caí en profundo sueño encima de la mullida manta blanca sobre la que estaba.

domingo, 10 de marzo de 2013

Capitulo 11:Recuerdos y mas recuerdos



Estaba realmente roja, pero en este momento sabía que 
tenía que decir que sí, miré para un lado, de reojo vi que 
Ádam sonreía pícaramente, le miré pero en seguida bajé la 
vista al suelo.
-Ádam yo…-antes de poder terminar oí que gritaban mi 
nombre a lo lejos, me giré a mirar.
Llegarían en unos segundos.
Quité rápidamente los brazos del cuello de Ádam y él 
entendió enseguida que sería mejor no mencionar nada, 
por el momento, me sonrió con complicidad y yo me limité a
 esperar a que llegaran.
-Estás empapada-me reprochó Iris.
La verdad esa chica de cabello lacio azabache y ojos 
oscuros realmente inquietos no conocía la preocupación, 
ella era muy inquieta y se aburría con facilidad, a veces 
me estresaba de verdad pero era de las personas que 
mejor me entendía quitando a Abigail y Odalia, Louis 
era uno de mis mejores amigos aparte de los antes ya 
mencionados, estaba deseando encontrarle y hablar con 
él, que me abrazara y me animara en los malos momentos.
Gabriel me miró con preocupación, giró la vista hacía Ádam, 
no pude descifrar las miradas que cruzaron pero no me
 dieron una buena sensación.
-Vas a coger una pulmonía- dijo Gabriel secamente 
mientras me cogía con fuerza de la muñeca y me 
arrastraba con él.
Miré atrás, Ádam lucía realmente preocupado, 
entonces recordé “Porque Gabriel ya iba, me dijo que…”
 eso es lo que llegó a contarme Ádam 
¿Qué le había hecho no venir a buscarme? 
¿Qué demonios le había dicho Gabriel?
Llegamos a la pequeña posada en la que nos alojábamos
 y entramos en la habitación donde habíamos dormido Ádam
 y yo, me senté en la amplia cama mientras Gabriel 
buscaba en el armario entre multitud de colores
 y ropajes.
Al final se decantó por un vestido sencillo verde con 
algunos volantes en la falda y una chaqueta corta blanca,
 cogió un bolso, una bolsa o lo que fuera y metió un par
 de mantas.
-Toma ponte esto-dijo mientras me lanzaba el conjunto, 
el bolso y salía de la habitación.
Su comportamiento era realmente frío, se suponía 
que estaba aquí para hacerme el camino más fácil, no 
para enfadarse conmigo quien sabe porque.
-Gabriel, ¿Qué te pasa?-susurré.
Luego deseé no haberlo hecho o que no me 
hubiera oído o que simplemente no hubiera girado la cabeza y me hubiera mirado de esa forma tan realmente indescifrable, 
que no se hubiera acercado, que no se hubiera agachado 
para ponerse a la altura de mi rostro y que yo no me 
hubiera perdido en sus risueños ojos aguamarina.
-Kiara-susurró-¿Por Qué no me quieres?-.
-Yo…-pero no pude terminar.
Fue solo un dulce roce, sabía a zumo de uva, miel y 
amor, sabía a mucho amor, un amor que pensaba no 
corresponder, ya no sabía a quién correspondía y a 
quien no, me sentía realmente decepcionada conmigo misma.
-Gabriel-susurré mientras le acariciaba su mejilla.
Posó su cara suavemente en mi mano, se veía tan realmente vulnerable.
-Gabriel, Ádam…-dije lo más tierno que pude para que me escuchara hasta el final, pero no, se levantó bruscamente.
-Vamos-dijo- nos están esperando-.
-Gabriel-dije cogiéndole de la muñeca-escucha-.
-Le quieres a él, lo sé, estabais tan juntos… Kiara, vamos, ¿Acaso te crees que no me doy cuenta de cómo le miras?-.
-¿Y acaso no te dabas cuenta de cómo te miraba cuando te conocí?- le reproché.
-Fueron dos días de protagonismo en tu corazón Kiara, 
en parte ni siquiera un día porque ya te habías
 encontrado con Ádam, tú fuiste la protagonista desde 
que te vi en el colegio-.
- y tu desde que te conocí… ¿Acaso no te acuerdas? 
Verano del 2004, tú tenías 6 años, yo tenía 4, 
tengo una buena memoria-dije sonriendo con un nudo en
 la garganta, cogí una almohada y la abracé- en realidad 
yo no solía salir mucho de casa, el día que te conocí era 
realmente caluroso, eras un chico realmente alegre y 
entusiasta, por casualidad vivíamos cerca, en aquel 
entonces mis padres se acababan de separar y era una 
niña muy distraída siempre inmersa en mi mundo mirando
 al cielo o por la ventana-tragué saliva-nos encontramos 
mientras jugaba en los juegos estos del corte inglés, 
realmente era una llorona, mi madre me había dejado
 sola mientras iba a comprar, ella nuca fue la típica madre sobreprotectora, más bien al contrario-.
Me senté en una parte de la cama que estaba pegada a la pared, me abracé más fuertemente a la almohada y me crucé de piernas, Gabriel se sentó de rodillas en frente mío.
-Sigue-se limitó a decir.
-Me había caído y estaba llorando a moco tendido cuando te acercaste y me miraste con tus ojos aguamarina, 
¿Qué te pasa? Me preguntaste, yo seguía llorando y 
llorando y no te hice el menor caso, me cogiste de la mano
y subimos trepando por esos tablones de colores hasta
 un rincón apartado, en principio solo te conté que me 
había caído y me dolía mucho, que mi madre se había ido 
y que tenía miedo, tú te limitaste a sonreír, esa manía tuya
 de sonreír tan dulcemente por todo- dije mientras me 
sonrojaba y apretaba más la almohada- Pensé que había 
encontrado un buen amigo, aunque por aquel entonces
 era muy egoísta y me negaba a compartir contigo la 
mayoría de las cosas mientras que tú me dejabas y
 regalabas de todo, el verano se me hizo verdaderamente 
corto y ese año escolar mis notas subieron como la 
espuma, aunque me seguía distrayendo y soñado 
despierta, cuando salía del colegio me solías venir a 
acompañar mi casa no estaba muy lejos del colegio y tú
 eras un niño muy independiente-sonreí.
Me subí un poco la manga de la chaqueta dejando 
ver un fino, viejo y desgastado hilo azul con un 
pequeño abalorio púrpura de plástico.
-Siempre juntos-dijimos al unísono.
-Lo pasé realmente mal cuando me dijeron que habías
 desaparecido, tu madre se pasaba las noches llorando y
 tu padre ya no salía de casa-.
-Kiara, te conocía desde hace 7 años, ¿Cuándo te has dado cuenta?-preguntó sorprendido.
-Bueno, es un secreto-dije poniéndome un dedo en la boca.
Mientras me levantaba de la cama dije.
-En cuanto a lo otro, es verdad que quiero a Ádam-.
O al menos eso creía, en vedad estaba muy confusa pero prefería apostar por lo más seguro.
                 Le hice un gesto a Gabriel para que saliera de la 
     habitación y me empecé a vestir, cuando estuve lista salí de       la habitación no sin antes coger el bolso y todo paso en 
                   una milésima de segundo.